Manteniendo nuestro liderazgo turístico a nivel mundial

Según la última edición del ranking de competitividad turística que elabora el Foro Económico Mundial, España ostenta por segundo año consecutivo el primer puesto, por delante de Francia y Alemania, que ocupan la segunda y tercera posición, respectivamente.

Conforme a las variables tenidas en cuenta por la institución para la elaboración del índice, nuestro país ha alcanzado la primera posición gracias a su gran oferta cultural (2º puesto) y natural (9º) a la que acompañan unos buenos servicios de infraestructuras (2º), conectividad aérea (9º) y un fuerte apoyo institucional (5º).

El buen desempeño de esta industria queda, asimismo, reflejado en la opinión de los empresarios de este sector encuestados en la última edición del informe de KPMG Perspectivas España 2017, siendo estos los más optimistas, al considerar un 83% que la situación actual que atraviesa su sector es “buena” o “excelente”. Este sentimiento se ha visto, además, reforzado por los buenos datos registrados en el año 2016, en el que se alcanzó un nuevo record de visitas con 75,6 millones de turistas.

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Pero, ¿está realmente preparado el sector turístico español para defender este primer puesto a largo plazo?

Atendiendo a las recomendaciones del Foro Económico Mundial, las compañías turísticas españolas no deberían relajarse. El mercado turístico patrio ha alcanzado ya un nivel de madurez que, aunque se ve beneficiado por la tradicional afluencia de turistas europeos y por los recientes conflictos geopolíticos en otras regiones, afronta la búsqueda de nuevas vías de mejora en aspectos como por ejemplo la modernización del transporte terrestre, que aunque se encuentra entre los 15 primeros puestos empieza a dar señales de deterioro.  Asimismo, existen grandes márgenes de mejora en aspectos como la competitividad en términos de precios (posición 98), en el entorno empresarial (75), en una mayor apertura internacional (43) y en el desarrollo de iniciativas de sostenibilidad medioambiental (31).

“Es evidente que España cuenta con grandes atributos dentro del sector turístico que le han permitido alcanzar, por segundo año consecutivo, lo más alto del ranking de competitividad elaborado por el Foro Económico Mundial. Sin embargo, para mantener el liderazgo”, indica Tomás López de la Torre, socio responsable del sector Turismo y Ocio, “debemos invertir en destinar más recursos a aspectos como la reconversión de destinos maduros o a la promoción de modelos de turismo más sostenibles, entre otros”.

Por otra parte, la región de Asia se convierte en otro de los principales competidores a batir, al haber sido esta la que más ha mejorado en términos de competitividad en el último año. Destaca el desempeño de países como Japón, que ocupa ya la cuarta posición (tras remontar cinco puestos respecto a la edición anterior), China la número 15 (dos más) o India, que aunque se sitúa en la cuadragésima posición, ha mejorado su estatus en 12 niveles gracias al creciente interés de los turistas por sus recursos culturales y su naturaleza, además de su fuerte política en materia de visas que ha mejorado significativamente su apertura al exterior (mejora en 14 posiciones) o la mejora del transporte terrestre.

Además de Asia, para 2030 se estima que la mayor parte del crecimiento de turistas internacionales provendrá de África y Oriente Próximo, convirtiéndose igualmente estas tres zonas en destinos de preferencia.

Limitar el impacto medioambiental

A prácticamente ningún turista le extraña ya leer en el cuarto de baño de su hotel un cartel en el que el establecimiento les solicita hacer un uso responsable de las toallas para preservar el medio ambiente. Un claro ejemplo de la cada vez mayor preocupación del sector por promover un turismo sostenible desde el punto de vista medioambiental.

Esta actividad posee un impacto directo evidente en el entorno en términos de uso de agua, generación de basuras, consumo de energía así como en el deterioro del patrimonio natural y cultural del país. “Sin embargo, el desarrollo de políticas de sostenibilidad ha de abordarse desde el punto de vista preventivo pero también con la consciencia de que un entorno medioambiental fuerte está directamente relacionado con el aumento de la entrada de ingresos al país”, sostiene López de la Torre.

La cuestión aquí es: ¿se encuentra España a la cabeza del turismo sostenible? ¿Está el sector preparado para encabezar los futuros rankings de sostenibilidad turística? Lo cierto es que nuestro país participa en diferentes programas internacionales como, por ejemplo, el foro de sostenibilidad y turismo, FITUR Green. Además, cuenta con más de 40 espacios naturales protegidos acreditados con la Carta Europea de Turismo Sostenible (CETS) y continua manteniendo el liderazgo mundial en banderas azules en playas con las 684 otorgadas este año.  Existen, además diferentes ciudades que han desarrollado interesantes iniciativas en este sentido. Vitoria, por ejemplo, posee un Sistema de Indicadores Urbanos, en el que tanto ciudadanos como visitantes pueden acceder, entre otros, a los datos de uso de suelo, superficies protegidas, llegada de turistas extranjeros o visitas a museos y monumentos. Otras ciudades como Barcelona y Gijón cuentan con el sello Biosphere concedido por el Instituto de Turismo Responsable, asociado a la UNESCO .

En cualquier caso, resulta complicado determinar el margen de mejora de nuestro país (y el de otros) ya que son muchas las certificaciones, iniciativas e indicadores que se tienen en cuenta a la hora de medir esta tendencia. De hecho, la Organización Mundial del Turismo ha reconocido la necesidad de crear una herramienta que aúne y haga comparables los datos que los distintos observatorios de turismo sostenible, las instituciones y países recolectan. Para ello, la OMT ha anunciado la creación de un marco estadístico internacional con el que medir su desarrollo estableciendo las variables sociales, medioambientales y económicas comunes.

“Los ciudadanos están demandando, cada vez más, nuevas formas de consumo más sostenibles que se extienden desde la alimentación hasta el propio sector turístico. Para continuar manteniendo los mismos niveles de calidad y liderazgo, las compañías de este mercado han de realizar una apuesta aún más clara por los nuevos modelos de turismo sostenible”, señala López de la Torre.

Smart Travel

La digitalización es otro de los aspectos al que las empresas del sector turístico deberán destinar más recursos si desean mantener el liderazgo mundial. Especialmente teniendo en cuenta que, según el Foro Económico Mundial, en los próximos cinco a 10 años, los Millennial, una generación mucho más tecnológica y conectada que las anteriores, se convertirán en los principales clientes del sector.

En este sentido, España cuenta desde 2013 con la primera norma sobre destinos turísticos inteligentes del mundo con el objetivo de impulsar la implantación de ciudades inteligentes. En la misma línea, la Sociedad Estatal para la Gestión de la Innovación y las Tecnologías Turísticas (SEGITTUR) otorga sellos de destinos turísticos inteligentes a aquellas localidades que cumplan con los requisitos necesarios para la adaptación turística de las localidades al nuevo ecosistema digital como, por ejemplo, los entregados a Madrid, por la inteligencia de sus servicios de emergencia; Santander, por su gestión de la movilidad y el medioambiente; o Málaga, atendiendo a criterios de ecoeficiencia.

Atendiendo a las respuestas de la última edición de Perspectivas España, existe aún un cierto margen de mejora en cuanto a la importancia que algunas empresas del sector turístico español le están prestando a los procesos digitales, ya que un 15% de los empresarios y directivos de este sector confiesa no haber acometido aún ningún proceso de transformación digital. No obstante, la buena noticia es que al ser preguntados por sus prioridades estratégicas para 2017 este proceso destaca en primera posición (40%) mientras que las herramientas tecnológicas (54%) son señaladas como el primer destino de la inversión que se acometerá a lo largo de este ejercicio.

Asimismo, la tecnología puede ayudarnos a mejorar otro de los aspectos fundamentales para mantener el liderazgo turístico: la seguridad. De esta forma, mediante el uso de sistemas de compartición de datos, los Gobiernos, instituciones internacionales y el sector privado contarían con mejores procesos de colaboración. Contrariamente a lo que se pueda pensar, los ciudadanos aceptan compartir sus datos personales con terceros cuando estos son utilizados para para mejorar su seguridad. Así lo certifica el 54% de los encuestados en el informe de KPMG ¿Dónde está el límite?, que afirman no importarles que los cuerpos de seguridad monitoricen sus correos electrónicos, mensajes de texto o historial de navegación para ayudar a prevenir, por ejemplo, actos terroristas.