Tarifas planas y compañías low cost. ¿Telefonía? No, electricidad.

‘Buenos días. Llamaba para ofrecerle una tarifa plana, con la que podrá pagar una cuota fija e invariable durante un año’. Este mensaje comercial, hasta hace poco asociado únicamente en España a la telefonía móvil, podría comenzar a ser muy habitual en el sector de la electricidad. Los anuncios de radio y televisión ya avanzan estas nuevas ofertas, que trasladan al consumidor, a priori de un modo semejante al de las tarifas de telefonía móvil, la posibilidad de escoger entre realizar pagos estables y previstos a lo largo del año o hacer fluctuar su factura de la luz mes a mes. Aunque hay que salvar las distancias entre ambos métodos: hasta ahora, los paquetes ofrecidos por las compañías eléctricas suponen que, si se produce un mayor consumo de la luz respecto a la cantidad prevista, el consumidor deberá abonarlo a final de año o en mensualidades a lo largo del siguiente.

Las nuevas tarifas son fruto de los múltiples cambios que trajo la aprobación del Real Decreto 216/2014 del 28 de marzo, que modificó la forma en la que se calculan los costes para el pequeño consumidor. Tras años en los que la factura de la luz era fruto de las subastas conocidas como Cesur, realizadas trimestralmente mediante contratos de futuros, ahora el coste de producción de la energía eléctrica se calcula en base al precio horario del mercado durante el periodo correspondiente a la facturación; y, pronto, las cuentas se harán hora a hora. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha propuesto a las comercializadoras que ya desde el próximo 1 de abril de 2015 se lleve a la práctica la facturación horaria en los hogares que ya cuenten con contadores inteligentes (6 millones, actualmente). Además, la normativa introdujo la posibilidad de contratar con una comercializadora el precio fijo de la energía durante un año.

Un consumidor más concienciado

“Los precios de la electricidad fluctúan cada hora por diversos factores como la disponibilidad de producción de renovables, las propias estaciones del año o el consumo, de forma que va a ser mucho más barato consumirla a las tres de la mañana que a las ocho de la tarde. La gran pregunta que surge es: ¿cómo va a reaccionar el consumidor ante esto? ¿Cambiará los patrones de consumo para reducir su factura?”, se pregunta Alberto Martín Rivals, socio responsable de Energía y Recursos Naturales de KPMG en España.  “Hace diez años comenzaron a desarrollarse programas de consumo eficiente que han dado sus frutos fundamentalmente en el ámbito de la industria, ahora le puede tocar el turno a los consumidores”, comenta.

Las posibilidades al alcance de los hogares se concretan en forma de electrodomésticos que permiten programar su encendido o apagado, pero, según Alberto Martín Rivals, los cambios en el sector traen también la oportunidad a las comercializadoras de ayudar a los usuarios a reducir su consumo, un servicio que les están reclamando: “Una buena iniciativa, que algunas compañías ya están empezando a lanzar, es un servicio de alertas de consumo, de forma que el usuario pueda comprobar si tiene, por ejemplo, un aparato encendido por la noche que aumenta su consumo”, señala.

Crece la competencia para las eléctricas

Pero el nuevo sistema de tarifa horaria no solo ha traído cambios para el consumidor. La competencia se está acrecentando en el sector con la llegada de nuevas comercializadoras, algunas autodenominadas ‘low cost’. Según señala el Informe de supervisión del mercado minorista de la electricidad, elaborado por la CNMC, en diciembre de 2013 ya se observaba un “incremento significativo de la actividad de comercializadoras no ligadas a empresas energéticas tradicionales”. En concreto, estas compañías habían basado su expansión en el mercado industrial (21% del total del mercado no regulado), aunque se espera que, poco a poco, se enfoquen también en el mercado minorista.

Alberto Martín Rivals explica así el cambio que se ha producido: “los riesgos para las comercializadoras se han reducido. Antes, el consumidor pagaba un precio fijo, pero las comercializadoras compraban la electricidad en el mercado mayorista a un precio variable. Ahora, el precio que se trasladará al consumidor es el que valga realmente hora a hora, más el margen que la empresa establezca, de forma que se reduce el riesgo de precio para el comercializador. En los próximos meses veremos cómo la intensidad de la competencia en el mercado eléctrico se sigue acrecentando”.